MI LUGAR EN ESTE UNIVERSO

Las memorias se tejen con hilos de cotidianidad. Aquellos instantes que nos acompañarán para siempre fueron sembrados en la tierra fértil de un día cualquiera, cuando creímos que estábamos inmersos en la rutina y de pronto algo ocurrió en nuestro interior que nos dejamos sorprender por la brisa cálida o el azul del cielo. 

El nacimiento de un hijo, la despedida de un ser querido, ese viaje a un lugar lejano o la graduación de la universidad dejarán sin duda su huella perenne en el espíritu, pero la vida se va construyendo segundo a segundo con esas estampas ordinarias que de tan constantes se convierten en esa gota de agua que es capaz de perforar una roca. Antes de ese momento extraordinario, hubo millones de abrazos, palabras de aliento, carcajadas, hojas secas dejándose llevar por el viento, mareas altas y bajas que terminan por convertirse en un suspiro. 

De esos detalles comunes quiero llenarme el alma y con su tinta tatuarme los recuerdos. Que no pase yo de largo ante su presencia sino que me rinda a la sabiduría de ese entramado perfecto que con cada caricia, cada acorde y cada canto de un ave me recuerda mi lugar en este universo.